LA PARADA DE TEROL

Conocí hace poco la anécdota de la conocida parada de Terol en mi pueblo, y como es curiosa y simpática, quiero contarla porque puede sucederle a cualquiera.

Terol era un fabricante de vino de un pueblo que prefiero omitir, y tenía por esposa a la Carmina,  manipuladora, fría, cotilla, y otras cosas más que se dan en algunas mujeres amargadas. Pero Terol era alegre, sociable y necesitaba vivir una pasión.

Así conoció a Maruja, una mujer muy linda que todos admiraban y comenzó el romance. Pero un día, no pudiendo aguantar los deseos de tener sexo, la invitó a su casa cuando su mujer iría a visitar amigas.

Todo iba de maravillas en aquel cuarto que solo conocía penas. caricias, cuerpos desnudos, mordidas, besos, y ya solo faltaba el mejor momento para llegar al orgasmo. Terol estaba con su pene en el mejor momento, y ya a punto de penetrar a Maruja, mientras la desnudez de ambos propiciaba más la excitación y pasó lo que pasó. De momento, se abrió la puerta y ahí  estaba la Carmina, desafiante, que se había olido algo y había inventado la visita a las amigas.

Lo sucedido, es de imaginar. Los gritos de los tres,  la Carmina golpeando el bello cuerpo de Maruja, Terol clamando calma pero, los nervios le jugaron una mala pasada y su pene quedó excitado. Y así fue lanzado a la calle por su esposa, junto a su amante para que todo el pueblo los viera en su pecado.

Nada más, solo que por una semana, Terol tuvo que sufrir la posición horizontal de su pene ante las burlas de todo el pueblo, y hasta llegó a ser ingresado en un hospital para tratar ese problema.

¡Ah!, y había olvidado que justo en la esquina de su casa, había una parada de autobús, desde entonces, y de esto hace 50 años, todos piden al chófer que les deje en la parada de Terol. Es de imaginar las risitas que siempre trae la solicitud de tal parada de autobús en su recorrido por el pueblo.

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