estres

Es difícil no estresarnos en nuestro tiempo cuando esta sensación inquietante es uno de los males de la civilización, sobre todo en zonas urbanas. A las mujeres nos toca más la carga en ese estado que preocupa siempre, y las razones no son aún muy estudiadas.

Sí sabemos que algo que nos estresa es el hogar y sus responsabilidades, también la familia cuando tenemos hijos o padres a los que atender. Poco caso se le ha hecho a la hora de encontrar pareja, asumiendo que hombre y mujer se preocupan igual cuando no es así, precisamente.

Mujeres estresadas
Mujeres estresadas

En una cita de pareja, sobre todo la primera cita, la reacción masculina no es igual a la femenina. La chica es más vulnerable a sentirse angustiada, y le preocupa mucho el mantener una conversación con alguien del sexo opuesto. Las mujeres, lo pasan entonces peor que los hombres porque quieren impactar, necesitan encontrar de una vez a quien desean para pareja. Para encontrarse bien consigo mismas, se preocupan por la ropa que lucirán, el peinado, los accesorios y hasta en su manera de conversar.

En el hombre es otra la situación. Generalmente, les da igual cómo sea la chica porque lo de ellos es encontrar a alguien con quien sentirse bien y si no funciona, se vuelve a intentar, así simplemente.  Es la vida para ellos. El solo hecho de saber que alguien va la cita, solo les  preocupa al pensar si tendrá los pechos o el culo grande, y para nada les interesa si va sexy, bien peinada, o si es inteligente. Salvo el caso de que sea una cita para matrimonio, es que pensará con más seriedad ese encuentro novedoso.

 

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Los tiempos actuales obligan a las personas a marchar aprisa, lo que provoca estados continuados de estrés. ¿Es un síntoma o una enfermedad? Durante el poco espacio que queda, se debe preguntar, referido a ese que tanto daño hace.

El estrés no es síntoma ni enfermedad, sino un proceso de interacción entre la persona y su entorno cuando los acontecimientos se salen de control, se desbordan y sacan de los cabales, esto, claro está no sucede de un tirón, sino paso a paso hasta que… ¡zas! La persona revienta.

Sin embargo, el estrés puede verse como algo normal, parte de la vida misma que, algunas veces obliga a movilizarse para alcanzar las metas que se desean. En ese momento se puede ser optimista, positivo y entonces este es un proceso enriquecedor de la vida espiritual terminando en bienestar. Por otra parte, cuando el estrés se manifiesta con emociones negativas como el miedo, la depresión, la hostilidad o la ansiedad; entonces puede obstaculizar el funcionamiento personal, familiar o laboral.

Delimitar si el estrés que se vive es un síntoma de que se anda más rápido de lo que se puede o una enfermedad que ya está afectando otros sistemas fuera del sicológico; será provechoso en la medida en que busques ayuda o tomes estrategias para poder correr tan rápido como el tiempo pero, eso sí, sin sufrir accidentes en tu salud.

Muchos especialistas aconsejan una serie de cambios oportunos para llegar a la superación del trastorno sexual a partir de técnicas para combatir el estrés.

Lo primero que debe quedar claro es que la tensión no es para siempre, por lo que se debe razonar y relajarse para poder salir de ella. En la medida de lo posible hay que alejar los excesos, tanto en el trabajo como en la ejecución de actividades físicas trabajosas.

Es muy bueno establecer primacías claras en los propósitos y planes de vida a diario. Es aconsejable no tener premura por volver a mantener la vida sexual normal, ya que puede generar más ansiedad por esta afectación.

Como en cualquier situación de conflicto por la que pasa la pareja, conservar la comunicación y compartir la contrariedad entre los dos, es lo más importante. Es importante observar con calma la situación para abordar las posibles soluciones. Evitar el drama para que no se empeore la situación, puede ser una vía hacia la solución.

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Los estudiantes de todas las edades pueden mostrar ansiedad en una situación de evaluación de sus conocimientos. Es importante saber controlar este comportamiento, pues puede llevar a consecuencias peores.

Se sufren alteraciones del sueño, pérdida del apetito, trastornos digestivos, náuseas, opresión en el pecho. La respiración se corta creyendo que no llega el aire a los pulmones. Además puede aparecer la taquicardia, calambres y sudor frío.

En la conducta aparecen dificultades para mantener la concentración. El estudiante se deja vencer por la pasividad y malgasta horas delante de los libros sin apenas leer. Se corre el riesgo de presentar dificultad por entender las preguntas, y  por ende, del contenido a responder.

Durante pocos segundos se suceden en el mente miles de pensamientos negativos: ¨no lo podré lograr¨, ¨seguro voy a suspender¨, ¨no me va a dar tiempo¨. Ideas que se potencian en el afectado y no le permite avanzar.