tensiones

Muchos especialistas aconsejan una serie de cambios oportunos para llegar a la superación del trastorno sexual a partir de técnicas para combatir el estrés.

Lo primero que debe quedar claro es que la tensión no es para siempre, por lo que se debe razonar y relajarse para poder salir de ella. En la medida de lo posible hay que alejar los excesos, tanto en el trabajo como en la ejecución de actividades físicas trabajosas.

Es muy bueno establecer primacías claras en los propósitos y planes de vida a diario. Es aconsejable no tener premura por volver a mantener la vida sexual normal, ya que puede generar más ansiedad por esta afectación.

Como en cualquier situación de conflicto por la que pasa la pareja, conservar la comunicación y compartir la contrariedad entre los dos, es lo más importante. Es importante observar con calma la situación para abordar las posibles soluciones. Evitar el drama para que no se empeore la situación, puede ser una vía hacia la solución.

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Los estudiantes de todas las edades pueden mostrar ansiedad en una situación de evaluación de sus conocimientos. Es importante saber controlar este comportamiento, pues puede llevar a consecuencias peores.

Se sufren alteraciones del sueño, pérdida del apetito, trastornos digestivos, náuseas, opresión en el pecho. La respiración se corta creyendo que no llega el aire a los pulmones. Además puede aparecer la taquicardia, calambres y sudor frío.

En la conducta aparecen dificultades para mantener la concentración. El estudiante se deja vencer por la pasividad y malgasta horas delante de los libros sin apenas leer. Se corre el riesgo de presentar dificultad por entender las preguntas, y  por ende, del contenido a responder.

Durante pocos segundos se suceden en el mente miles de pensamientos negativos: ¨no lo podré lograr¨, ¨seguro voy a suspender¨, ¨no me va a dar tiempo¨. Ideas que se potencian en el afectado y no le permite avanzar.