fantasías

En todo el orbe, ya el sexo es un hobby muy codiciado que aumenta sus interesados más que cualquier otro, por encima del deporte, los paseos en familia o con amigos, el juego de lotería, en fin, el 95 % de los adultos ya lo buscan.

No es el sexo practicado al que solamente me refiero, aunque por supuesto, éste no escapa a las preferencias, sino al sexo que también encontramos en películas, vídeos porno, libros, páginas de contacto, fotos, fantasías sexuales, en fin, de cualquier forma que libere las hormonas sexuales de manera agradable.

Las páginas de contacto son hoy las más buscadas, a la vez que cualquiera de las otras formas se pueden manifestar, pero estas son hoy las modernas maneras de sentir la plenitud sexual con el desarrollo informático de nuestro siglo.

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Desde la adolescencia me ha gustado leer sobre sexo, y a pesar de los tabúes, siento una especial atracción por la buena literatura erótica.

Muchas veces en silencio, con la complicidad de la noche, me fui descubriendo entre los personajes de novelas y cuentos cuya trama siempre hacía un especial énfasis en el contacto sexual. Esas experiencias contribuyeron tanto a una conducta sexual seria y responsable, madura y libre, que empecé a leer ante la escandalosa mirada de mis padres y abuelos y de algún que otro amigo atrapado en las fauces de lo obsoleto. Mi experiencia ha hecho determinante el deseo de que mis hijos y amigos, lean y hablen de su erotismo sin miedo a la censura.

Descubrirse en medio de las fantasías creadas por buenos escritores es una experiencia que gana a cualquier película o teatro, porque nada puede encausar nuestros deseos más íntimos como la propia imaginación.

Las personas imaginamos relaciones con otra persona que no es nuestra pareja. Estas fantasías sexuales pueden ser saludables, no son nada raro ni significa un problema.

Estas travesuras que tienen producto a la imaginación, siempre y cuando se contengan dentro de ciertos grados de exteriorización, son saludables para las relaciones de pareja. Muchos asumen que el mero hecho de pensar en otra persona ya constituye de por sí una traición.

Lo cierto es que muchas situaciones disparan la ilusión humana: un cambio de centro de estudio o de trabajo, una celebración anhelada, la llegada de un hijo; todo esto pueden hacer que se amplíen las expectativas de cómo sería ¨cambiar¨ sin que en la práctica se llegue a una acción sexual concreta. Es vital si una fantasía es solo eso, o si encierra sentidos más ocultos, como la falta de atracción de nuestra pareja, el aburrimiento, la rutina o insatisfacciones sexuales.

Si se toma como juego o estímulo, constituye un fenómeno natural, pues representa un mecanismo para elevar el placer sin necesidades de manifestación; pero si la misma está cubriendo un vacío, entonces es un aviso de que algo anda mal y se está a un paso o a la espera de una oportunidad o decisión para llevar la fantasía al plano de la realidad.