La violencia en la pareja se genera por un desequilibrio en el poder. El que se siente superior controla y se impone con el uso de la fuerza si es necesario sobre la víctima que es el más débil.
La violencia es un fenómeno sustentado en mitos y prejuicios que tienden a convertirla en un hecho natural y cotidiano. El más fuerte descalifica, abusa y menosprecia a su pareja. Llega al punto de humillar tanto que se convierte en un acto denigrante.
Es falsa la creencia que el alcohol lleva a la violencia. No la provoca, la acrecienta. La persona que es violenta y bebe, se desinhibe. Se desata y actúa mucho más espontáneamente y menos contenida cuando está bajo los efectos del alcohol.
La violencia no depende del nivel cultural, la edad, el estrato social o el color de la piel. Puede que, de acuerdo al contexto cambien sus expresiones. En unos espacios es más visible que en otros. Entre profesionales se calla más y por temor a los conocidos y por vergüenza.