A veces, es casi imposible sobrevivir de manera feliz cuando terminamos una relación que ha sido muy importante para nosotras. Lo difícil aparece cuando tenemos que volver a la vida social sin la presencia de esa pareja que nos acompañó por un tiempo.

Un paso importante es percatarnos de que la vida continúa y todo lo que viene con ella, que una pareja no puede sustituir el avance de nuestros proyectos, aunque de momento sintamos un vacío difícil de explicar.

Estar sola no significa que vivas en soledad. A partir de ese momento, el tiempo que dedicabas a esa persona ahora es sólo para ti y ya puedes hacer todo lo que ante son hacías: salir con amigas, flirtear con chicos, ir de compras todo un día, sentarte en una terraza de un café a mirar todo el que pase por tu lado, hacer ejercicio, ir de viaje donde siempre quisiste, en fin, ser tú de nuevo el centro de tu mundo. Los días que desperdicies en llorar y lamentarte por la pérdida, serán días perdidos de tu felicidad.

El mundo jamás se acaba por quedarte sola y lo que sí sucede para tu bien es un cambio que motivará más tu mente, son tantas las puertas que a partir de entonces podrás abrir.

Es increíble todo lo que perdemos cuando estamos inmersos en una relación y me refiero a ese mundo de libertad personal, de autoestima, de ego que solo se logra felizmente cuando estamos solas y nos encaminamos a otro paso hacia adelante.

El que encuentres nuevos ligues, hombres que te digan palabras agradables y hasta piropos, te levantará más allá de lo que estabas cuando vivías con una relación. Es tener tu propia libertad y abrir un espacio en tu vida en el que puedas dedicarte solamente a ti misma, donde puedas realizar tus metas y cumplir muchos de tus sueños de una vez sin estorbo ante ti. Recuerda, ¡no estás sola, estás más acompañada porque estás contigo misma!