En dicho sentido, el seno familiar es de vital importancia, la familia es la más interesada por una convivencia feliz. Para el buen funcionamiento de la sociedad esa célula fundamental debe educar sobre la base del respeto.
Esto se logra asumiendo una comunicación eficiente donde no solo se verbaliza una orden o se corrige una mala acción. También la forma silente que incluye predicar con los buenos ejemplos. Pues así se fomentan iguales conductas hacia todos los que rodean.
Si bien es cierto que el contexto influye sobre el ser humano, a su vez este debe ser capaz de transformar las circunstancias adversas hasta crear otras nuevas. Todo ello basado en las reglas tácitas que se establecen en las relaciones sociales.
El medio en que se desarrolla el ser humano es su patria chica, es por ello que hay que abrir los ojos en cuanto al comportamiento y el pensamiento para apelar a la tranquilidad de la sociedad. Una convivencia feliz satisface muchas de las necesidades elementales del individuo.