violencia

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La violencia en la pareja se genera por un desequilibrio en el poder. El que se siente superior controla y se impone con el uso de la fuerza si es necesario sobre la víctima que es el más débil.

La violencia es un fenómeno sustentado en mitos y prejuicios que tienden a convertirla en un hecho natural y cotidiano. El más fuerte descalifica, abusa y menosprecia a su pareja. Llega al punto de humillar tanto que se convierte en un acto denigrante.

Es falsa la creencia que el alcohol lleva a la violencia. No la provoca, la acrecienta. La persona que es violenta y bebe, se desinhibe. Se desata y actúa mucho más espontáneamente y menos contenida cuando está bajo los efectos del alcohol.

La violencia no depende del nivel cultural, la edad, el estrato social o el color de la piel. Puede que, de acuerdo al contexto cambien sus expresiones. En unos espacios es más visible que en otros. Entre profesionales se calla más y por temor a los conocidos y por vergüenza.

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Para mantener una buena relación de pareja debes eliminar la violencia. En las relaciones interpersonales se hace necesaria la comunicación pacífica para lograr el entendimiento.

No hace falta demostrar quién puede más, solamente mantener el equilibrio. Si tienes un criterio diferente hazlo saber sin imposiciones. Entre los dos pueden llegar a una fructífera solución.

Se puede discutir un tema, pero sin caer en faltas de respeto. No por gritar más se tiene la razón. Recibirás de tu amante lo que le hayas brindado. Si te violentas contra tu pareja, recibirás lo mismo a cambio, entonces será el fin.

Asimila escuchar cuando se te habla para que puedas entender si tienes la razón o no. Aprende a balancear los criterio ajenos junto con los tuyos, llegando a un consenso. No te aferres a que siempre tienes que ganar, pues esto no se trata de una guerra.