postura del capitán

Él está sentado, la espalda bien recta contra el respaldo, las piernas ligeramente apretadas y los pies anclados al suelo. Colócate frente a él, con las piernas abiertas. Rodéale con tus piernas y brazos.
Esta postura tiene la ventaja de ser una postura tierna, cariñosa y permite mirarse a los ojos. Las cuatro manos se quedan libres y pueden acariciar vuestros cuerpos. Estás en la postura del capitán: eres tú quien marca el ritmo, puedes acelerar o aminorar el ritmo, así como la profundidad de la penetración.