misterio

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El sistema olfativo tiene el privilegio del misterio humano. Las moléculas olorosas excitan la nariz y son reconocidas por el cerebro. El ser humano depende de su apéndice nasal como una ventana por donde el hombre se asoma al mundo.

El hombre está rodeado de olores. El ambiente, los objetos, los animales y las personas son una fuente inagotable de buenos y malos olores. Así, este órgano de los sentidos actúa ante los estímulos más pequeños. Incluso los olores que se perciben mientras se duerme, condicionan el contenido de los sueños. Si se huele algo agradable, el sueño será placentero; ante un mal olor, las vivencias serán negativas.

Los especialistas aseguran que el sexo femenino tiene un olfato más afinado que el masculino. Hasta el punto de que en la mujer le permite la elección de pareja, aunque muchos piensen que no. Las glándulas situadas en las axilas son las responsables del olor corporal y que este puede ser tan exclusivo como las huellas dactilares.

La nariz dice qué comemos, dónde estamos y hasta cuál es la pareja ideal. Si no, habrá que leer otra vez al escritor francés Marcel Proust cuyos recuerdos evocados por la fragancia de una magdalena empapada en té con pétalos de lima, dieron lugar a una de las obras de la literatura contemporánea, la novela “En busca del tiempo perdido”.

Peter Spalton, también conocido como ‘El doctor amor’, dice que las mujeres infieles suelen inventarse amistades superficiales para dispersar las sospechas de su pareja. «Te darás cuenta de que sale a menudo con estas amistades, puede que incluso la misma tarde cada semana. Quizá se invente una excusa, como que tiene mucho trabajo o una fiesta sorpresa, para poder volver tarde a casa».
Un estudio de la revista ‘Psychological Science’ averiguó que las mujeres que tienen puestos de alta responsabilidad en el trabajo tienen más posibilidades de ser infieles que los hombres. Los investigadores creen que se debe a que las mujeres en cargos de poder están más seguras de ellas mismas.