cebada

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Para beber algo tan divinamente helado como la cerveza, es preciso saber al menos lo mínimo sobre ese enigmático licor. Por estos tiempos de sofocante calor, es usual que se pase el rato  refrescando  con ella.

La siempre bienvenida cerveza, bebida alcohólica hecha con granos germinados de cebada u otros cereales fermentados en agua y aromatizada al punto, tiene una larga historia de vida desde Antes de Nuestra Era. En Babilonia, por ejemplo, el consumo de cerveza era tan elevado que el rey Hammurabí llegó a reglamentarlo. Su código protegía a los bebedores contra la maniobra de los taberneros deshonestos, lo que lo convirtió en la primera ley de defensa al consumidor en la historia.

Entre los caldeos, la cerveza se ofrecía en tributo a los dioses. Cuentan que Nabucodonosor, cuando se aburría de sus concubinas, solía matarlas ahogándolas en cerveza. En el Imperio Romano, Plinio relata que los galos llamaban cerveza a la bebida y brasce al grano que se utilizaba para fabricarla. De ahí el nombre dado hoy en francés al brasseur, que es quien elabora la bebida y brasserie al local en que se expende.