No hay igualdad de pensamientos entre adultos y adolescentes. Es algo lógico por las diferencias de edades e ideas a fines.
Pondera, sin lugar a dudas una percepción equidistante, resultado del enfrentamiento generacional. El conflicto bien puede disminuir si ambos se respetan y aprenden a negociar.
Muchos adultos creen que la adolescencia es un mal que se cura con el paso de los años. Olvidan que necesitan orientación, comprensión y un adecuado paradigma a seguir. No son considerados niños ni adultos, por lo que a veces quedan excluidos.
No se trata de una guerra donde debe haber un ganador y un perdedor. Se trata de crear condiciones donde se adopten decisiones que de ambas partes se espere, sin necesidad de imponer un criterio.