intercambio

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La consigna de las parejas liberales es muy clara, “vive y deja vivir”. En las islas Baleares se da un fenómeno cultural cada verano que nada tiene que ver con los excesos de algunos jóvenes que se dan cita para diversión con todo tipo de excesos, me refiero a las parejas liberales que practican el swingers.

Son parejas que odian las normas y no se sienten aburridos ni desean buscar otra manera de sexo porque ya no hay nada en ellos, todo lo contrario. Son parejas que se aman y saben disfrutar juntos la vida en común lo que no les impide que sean liberales en su modo de pensar y de vida.

Algunas de estas parejas ya se conocen de años anteriores y se den cita en las Islas Baleares, donde lo mismo en Mallorca, en Ibiza o en Mahón, encuentran la efervescencia de la diversión.

Es preciso destacar que estas personas no son depravadas ni nada similar, sus intercambios de pareja para el sexo no lo hacen público. A veces, alquilan residencias entre varios de ellos o apartamentos que son los que les sirven para sus pasiones amorosas.

En estos intercambios están los tópicos que ellos buscan, lo mismo practican la bisexualidad que la heterosexualidad, según deseen, a veces es la atracción hacia el mismo sexo lo que les hace buscar estas parejas que comparten como ellos las mismas atracciones sexuales.

El buen rollo se establece en estas relaciones de tal manera, que en diversos momentos de las vacaciones, dedican su tiempo practicar senderismo, natación, surf, submarinismo, paseos en bicicletas, en fin, se vislumbra un mundo armónico y de empatía entre todos.

A estas parejas les caracteriza que no se separan y permanecen juntos, solo en ocasiones, mediante las relaciones sexuales de intercambio, es que deciden a veces cierta privacidad. Por supuesto, los integrantes de estos grupos  swingers, se llevan entre todos muy bien.

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Décadas atrás, intercambiar casa con familiares o amigos era una opción para los más ricos, porque tenían mansiones o cabañas en islas exóticas, ciudades famosas o lugares increíblemente notables situados cerca en montañas, lagos, playas y otros sitios codiciados.

Hoy, el intercambio de viviendas se está convirtiendo cada día más en una alternativa para evitar gastos mayores y a la vez, conocer otros mundos, con amigos, o con desconocidos. Cada día crece más en las redes sociales el número de personas, sobre todo jóvenes, que acuerdan el intercambio de sus hogares, aunque eso sí, hacerlo confiere ciertos requisitos que deben cumplirse. En esos requisitos pueden señalarse la cantidad de personas que vivan esos días en el hogar, las condiciones que deben regir sobre lo que puede o no hacerse, hacer un inventario, y sobre todo, esas condiciones por escrito con testigos o un abogado. Los bienes de valor que se poseen, es mejor dejarlos fuera del hogar a buen recaudo, pues nadie será tan cuidadoso con nuestros propios bienes que nosotros mismos.

Lo que sí es cierto que la opción es buenísima, porque tienes alojamiento seguro y barato, comodidad de hogar, te evitas todo el contratiempo de hoteles con sus correspondientes gastos que no son pocos, y algo que también se añade, a veces a este intercambio se suman los vecinos o amigos. Si eres una persona sociable, seguro entrarás a formar parte de esa comunidad o con el círculo de amistades de tu anfitriona.

Ser infiel ya no es pecado, aunque en los famosos mandamientos se diga. Los infieles para buscar puro sexo en otra relación lo ven como una actitud que no influye en los sentimientos, sino en el placer.

Algunas parejas llegan incluso al intercambio con otras primando esta condición, y poniéndose como premisa no llegar a intimar con la otra persona para no afectar la pareja estable. Cuando se realiza este intercambio, no se habla nunca de infidelidad.

Por supuesto, que en cuestiones del morbo, se ve distanciado del afecto de cariño y amor, pero no son pocos los que han caído en las garras del sentimiento y ha hecho peligrar, o fracasar, la estabilidad que se tenía.

Ese tipo de pareja que se atreve a intercambiar debe estar muy segura de sí misma, o de lo contrario puede caer en ese vacío que va más allá de las relaciones sexuales. Y por supuesto, es un riesgo que se corre aunque haya seguridad plena.