cuninlingus

Toda pareja que disfruta del sexo oral entre ambos, sabe que es la química perfecta para el goce sexual, por lo que otras prácticas durante el rito erótico no son capaces de suplir su goce.

 Esa combinación de la piel suave de la boca con los órganos sexuales no tiene comparación con nada, el disfrute está asegurado. En este punto, vale preguntarnos, ¿siempre queda bien el sexo oral?, ¿acaso no hay errores humanos para que no haya tanto cachondeo ni placer? Sí, sí hay errores, y para no caer en ellos y tu relación de pareja se vaya al diablo, ten en cuenta siempre estos detalles cuando vayas a la cama con tu chico/a:

– Limpieza del cuerpo: Importantísimo aspecto, por la boca no entendemos de suciedad. Escogemos siempre lo que comemos por su limpieza, su olor, ¿cómo vais a pensar entonces que puede haber una felación o un cunnilingus con un pene o vagina desagradable? El olor, chicos, es clave y los genitales siempre se han caracterizado por ese olorcito que puede ser sexual, pero a la hora de poner en la boca produce asco. Mucho cuidado con llegar sucios a ese momento, en la penetración y el contacto de cuerpos, vale un poco, en el caso de la boca no funciona.

– El uso de los dientes: Sabiendo que las zonas erógenas tienen la piel muy delicada y sensible a todo tacto, ¿cómo vais a pensar en mordidas? Precisamente, lo que más se goza del sexo oral es el contacto muy suave de los labios, la humedad delicada del interior de la boca, pero la dureza de los dientes no entra en el goce. Aunque hay hombres que también disfrutan con leves mordiditas en la cabeza del pene, no es un gusto general, evita que se sienta frustrado si pretendes que te recuerde siempre. Esto mismo ocurre con el clítoris, y no es nada agradable. Además, y esto es importante, como la piel es tan suave, es sensible de romperse al roce de los dientes, ¿sabes que muchas personas han sangrado durante el sexo oral?

Si quieres saber qué buscan los hombres en las chicas para clasificarlas con un 10 en la relación sexual, aprende de estos tres tipos:

La rompedora.

Elimina todas las reglas de su vida, exceptuando las laborales. Vive para sí misma, es innovadora en sus métodos porque recrea situaciones afrodisíacas que eleven la temperatura del sexo. Gusta de los cambios, siempre en busca de lo más atrevido y más vigorizante en la cama. Pocas veces acepta los deseos de la pareja pues prefiere ser ella la que marque el liderazgo, aunque si están acoplados con sus intenciones, accede de buen gusto.

La seductora:

Es capaz de crear a su alrededor un halo mágico de placer, con solo una mirada, un roce y hasta con su sola presencia. Suelen ser obsesivas en la búsqueda por internet de armas cada vez más eficaces para atraer a las personas a su cama. Atrevidas y sensuales, suego solo se acrecienta cuando más víctimas para sus apetitos sexuales logra captar.

La bocaza:

Es la mujer que experimenta sus más fuertes placeres por medio de su boca y hace que su pareja también lo disfrute. Sabe besar para calentar con solo el roce de sus labios húmedos, sabe muy bien como llevar a la excitación total a su pareja con el recorrido de sus labios por todo el cuerpo y en chupar las zonas erógenas no hay quien les tome ventaja. Hace de la felación y el cunnilingus sus mejores métodos orgásmicos en pareja.

La feminista:

Sin dejarse llevar por el epíteto de lesbiana, necesita en la relación sexual la intervención de otra chica que le sepa tocar y besar mientras su chico también se embriaga de placer. El trío de dos mujeres y un hombre no lo concibe como la manera de complacer al hombre con dos, sino de cómo interactúan los tres en el juego sexual, en el que muchas veces alcanza ella el protagonismo porque su ego es el más necesitado.