Reglamentos del box (para ponerse de acuerdo)

“Ingresar a una sesión de diálogo sin reglamentos claros de discusión hace que las relaciones poco a poco se destruyan y nadie gane nada. Imaginemos a dos personas peleando en la calle, sin reglamentos, es una lucha callejera donde nadie gana nada, nadie logra nada, el odio y la venganza afloran. Uno puede terminar hospitalizado, el otro detenido por la policía. Es decir, los dos pierden.

Gracias a los reglamentos, los boxeadores pueden alcanzar títulos, fama y dinero. ¿Queremos discutir? Correcto, pero debemos utilizar normas que nos ayuden a encontrar nuevamente el ritmo con el otro y así ambos podremos crecer, soñar, proyectarnos, consolidar nuestras relaciones y triunfar en las tareas.

Alentamos a los dos participantes a generar un tiempo exclusivo como un plan de trabajo privado; debe ser  en la más absoluta intimidad, libre de testigos. Se pueden tener sesiones todos los días, pero recomendamos dejar pasar unos días entre sesión y sesión. Pueden repetirse cuantas veces se necesite y desee.  Garantizamos que vale la pena la experiencia.

Hemos observado que después de generarse la rutina del diálogo, se adquieren nuevas formas de relacionarse y se sanan muchísimas heridas y traumas del pasado.

Algunas de las técnicas son:

El tiempo de la sesión es para discutir, discutir y discutir, “sacar afuera” (catarsis?) todo lo que nos perturba en nuestras relaciones. El tiempo de pelea es para pelear.

1)         Todo lo que decimos está en secreto y no sale jamás del secreto, es el compromiso. Los trapos sucios los limpiamos en privado. En el box, termina la pelea y los boxeadores se abrazan.

2)         Nunca ofendernos por ninguna causa, nunca se grita, nunca se agrede, nunca se levanta una mano para lastimarnos, nunca se abandona la sesión. Cuando discutimos es porque tenemos y defendemos nuestras verdades, por lo tanto no deben existir motivos para ofendernos a sabiendas de lo que el otro piense o actúe.  En el box, los golpes bajos, en la cabeza o por la espalda descalifican.

3)         El boxeador que se baja del cuadrilátero queda descalificado, abandonó la pelea. Nunca nos retiremos de la sesión dando un portazo; el que lo hace también queda descalificado.

4)     Traigamos los temas polémicos. A la sesión de trabajo entramos sabiendo de qué temas vamos a hablar. Temas específicos, problemáticos, temas de disputa donde siempre venimos discutiendo. Este tema ocupará la sesión. No traer temas triviales, en los que ya hay acuerdos. El tiempo es para discutir, aprovechémoslo!

5)     Hemos observado que un tema de disputa nos lleva a otros temas y esto es muy beneficioso porque comienzan a aparecernos todas las cosas guardadas que ni siquiera sabíamos que estaban allí. Felicitaciones, estamos avanzando!  El boxeador entra en la pelea y allí aparecen las realidades de su preparación, capacidad y talentos.

6)     Uno habla, el otro escucha. Sabemos hablar pero nos cuesta aprender a escuchar. Por ello venimos a la sesión de trabajo con cuaderno y bolígrafo. Mientras uno de los dos habla y plantea con toda veracidad sus problemas o quejas, el otro no interrumpe y anota en el cuaderno todas sus futuras respuestas a las cosas que va a responder luego; escribir es una “ayuda memoria”. Cuando terminó de decir todo lo que tenía que decir, comienza el turno del otro. Y mientras el segundo habla y responde lo que considera sus puntos de vista o presenta sus reclamos, sus quejas o lo que fuere, el primero anota sus futuras respuestas. Un líder descubre lo que su gente quiere, necesita, siente, y cuales son sus deseos, que cosas tienen dentro de su corazón.  En el boxeo, cada contendiente tiene su estrategia y debe concentrarse en llevarla a cabo.